ESTO NO ES UNA TELENOVELA REAL, QUE NADIE SE CONFUNDA. ES UNA HISTORIA IMAGINARIA CREADA POR MI. LAS PERSONAS MENCIONADAS INSPIRAN LA HISTORIA, NO PARTICIPAN EN ELLA. CON ESTA NOVELA. DEDICADA CON TODO MI CARIÑO AL ACTOR JULI FABREGAS.
miércoles, 22 de febrero de 2012
capítulo 16
Emilia tiembla toda al pasar por al lado de Luis. A pesar del cambio físico de él el hombre la seduce como el primer día. Y a pesar del cambio de ella Luis la reconoce. Emilia está muy delgada, va sin maquillar, lleva gafas pero sé ve linda y Luis queda impresionado al verla. Él la saluda amable y Emilia se lo queda mirando. Siente atracción y celos por verlo al lado de su esposa. Trata de recordar que es monja y no puede sentir esa clase de sentimientos por un hombre.
Llega a casa de su madre muy alterada. No sabe porqué pero llama al convento, les dice que su madre está mal y pide unos días libres. Está sola en casa ya que Elisa se ha refugiado en brazos de Carlos padre. La exgordita ahora monja va a su antigua habitación. Todo está igual. Recuerda lo mucho que lloró por Luis, lo mucho que lo amó. No puede dejar que los malos pensamientos que había aparcado de su mente la asalten de nuevo como el día que lo vio desnudo y en plena acción. Se aferra a su cruz y pide a su Dios fuerzas para olvidar a Luis. Muy escondido detrás de su armario está el diario de Emilia de su juventud. Ama a Luis. Aunque no lo ha querido aceptar ama a Luis y a pesar que él ya no es aquel chico guapo que conoció nada ha cambiado. En todo caso lo que ha cambiado es que ahora ella podría tener a cualquier hombre guapo que quisiera pero es religiosa lo ama más que nunca. Trata que el rezo la haga olvidar pero el rostro de Luis se le viene una y otra vez. Lee su diario y el pasado se le cae encima:
--Está casado y yo tomé los hábitos. ¡¡Tengo que olvidarlo, tengo que olvidarlo¡¡
Y de la misma manera que lo hiciera años atrás, Emilia agarra su diario y comienza a escribir desde lo más profundo de ella:
"6-marzo-2011
La humanidad ha perdido un gran macizo y ha ganado un gordo más. Lo veía y no me lo creía. Tanto que se burló de aquella pobre gorda que fui y ahora él es él gordo y más gordo creo yo de lo que pude estar yo. He paseado por esas calles de mi ciudad que hacía años que no recorría y aunque lo quería olvidar tengo un amor clavado en el alma que no se me borrará jamás. Guapo lo continúa siendo y me seduce como el primer día. Pero es gordo, muy gordo. Los 100 kilos nadie se los quita. Pero al ver que ya perdió aquel físico que enloquecía a todas las chicas es que me he dado cuenta que a pesar de ese disfraz de monja en que he convertido mi vida lo amo a él y lo amaré toda mi vida. Y es que si me lo cuentan no me lo creo. Era Luis. Mi amado Luis. El único hombre al que he amado y que tanto me hizo sufrir. Llevaba una camiseta blanca que cubre su impresionante barriga. Canoso y un poco calvo. Además lleva perilla. Yo he pasado por su lado, él hablaba con la mujer y su voz me ha removido tantas cosas. Me ha mirado. Ya estaba segura que no me reconocería. Pero sí me reconoció y me ha sonreído. Su sonrisa seductora se me ha clavado en el alma. Viejas heridas se han abierto aunque sí es verdad que lo miraba y el rencor ha pasado. Lo amo y no hay rencor. Él entonces tenía 20 años seguro que se arrepintió de lo que me hizo y en todo caso ahora no es eso lo que nos separa. Él está casado y yo soy tomé los hábitos años atrás. Punto y final. Debo irme, encerrarme en las paredes de ese convento que ha sido mi salvación pero no puedo. Amo a Luis y lo llevo demasiado mentido dentro y me repito a mí misma que no puede ser ¡¡él es casado¡¡ ¡¡No es una tontería lo que nos separa¡¡ Verlo gordo y canoso ya hecho que valore aún más su sencillez de alma, su simpatía que fue lo que me enamoró de él lejos de su físico que lo tenía. No tiene bien cuerpo pero es guapo y me sigue seduciendo como el primer día y es un amor que me atormenta porque es más prohibido que nunca. Me ha gustado que fuera tan amable conmigo. Se le veía tan dulce. No me equivoqué al amarlo. Tal vez fue él quien se equivocó. Es que me cuesta imaginarlo creando ese sucio complot para humillarme. Pero lo tengo que olvidar. Tengo que olvidarlo."
Mientras Luis está en la ducha. Recorre con sus manos su voluminoso cuerpo desnudo. Piensa en Emilia.
--que cambio ha dado pero se veía triste. Tal vez no es feliz. Es extraño con lo cambiada que está.
Y Luis se enjabona la cara, la barriga, las piernas. Sonríe seductor:
--que linda estaba.
Y piensa en esa gordita que se desvivía por él:
--¿y será verdad que yo le gustaba?
Recuerda el día en que lo vio con su hermana en una situación muy comprometida:
--le dolió. Yo sé que le dolió.
Y Luis no puede dejar de pensar en el amor de Emilia y en lo linda que la vio. Todo él se estremece al recordar. Suspira y sonríe ilusionado.
--¿qué pasó¿¿qué me está pasando?
Luis aclara su cuerpo con el jabón y trata de esa manera aclarar su mente pero no puede dejar de pensar en Emilia.
--estoy casado. Soy un hombre casado.
El gordito sale de la ducha totalmente mojado y desnudo. Se seca un poco y sale al comedor secándose la cabeza. Se sienta en la cama:
--Emilia, Emilia. ¿qué fue de ti? ¿porqué tan triste?
Deja la toalla en el piso.
--estoy casado y ella tiene que tener marido. No es posible que siendo tan bella esté sola.
Él se mira al espejo. Sonríe:
--lo que son las cosas. Ahora la que me puede rechazar por gordo es ella a mí. ¿sería verdad que le gustaba sinceramente o era una más de esas chicas frívolas como su hermana?
El pasado quedó atrás. Ha sentido algo al mirarla, algo que nacía de los dos. Y eso le ilusiona:
--¿puede ser que le guste aún?
Se lleva las manos a la cabeza:
--estoy casado. María Angeles me devolvió la vida. Cuando yo me sentía rechazado ella a pesar de todo se entregó a mí. He sido su único hombre. No la puedo dejar. He sido feliz.
Pero hay algo que lo ha frustrado:
--si me hubiera dado un hijo pero no se puede tener todo en esta vida.
Y vuelve a pensar en Emilia. Se lleva las manos al pecho:
--¿qué es lo que me ha pasado? Nunca una mujer me hizo sentir esta angustia, esta emoción.
Nunca su corazón había palpitado por una mujer.
--Soy casado --se repite.
María de los Ángeles llega en ese momento. Luis se levanta.
--mi amor. Me encanta verte desnudo.
Él se siente un poco inseguro:
--¿y no crees que debería bajar barriga? --dice tocándosela.
--Ni se te ocurra. A mí me gustas así.
--pero ¿no estaba mejor antes?
Con un poco de celos la mujer dice:
--¿antes cuando todas te miraban? No. Yo te amo. Y te amo así.
Y María de los Ángeles se tira encima de su esposo. Y los dos jadean mientras hacen el amor.
--Emilia --se le escapa él en el momento del éxtasis final.
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