Emilia se ha refugiado en el campo con su abuela. Aunque doña Cecília trata que su nieta olvide sus penas, que coma como antes La gordita ha iniciado una dura dieta, hace mucho deporte. Corre, nada en el río, hace gimnasia en casa.
--¡¡ser gordita no tiene nada de malo¡¡
Emilia mira a su abuela con ojos tristes:
--las cosas no funcionan así, yaya. Él no me quiso.
--el hombre que te ame te amaré sea como seas.
--¡¡yo quiero que Luis se arrepienta de haberme rechazado¡¡
--¿y de verás todo esto lo haces para que él se arrepienta o para que se fije en ti? Si ese hombre no se fijó en ti ahora no merece tu amor.
Pero Emilia no escucha a su abuela y sigue con su dieta, su deporte. Cecília está muy preocupada porqué su niña no recupera la sonrisa, cada día va a buscarla al río para tentarla con un bocadillo pero Emilia no olvida su obsesión por perder todos los kilos de más.
Y pasan dos años...
--¡¡niña¡¡ --grita la anciana mientras va a buscar a su nieta al río.
Y Emilia sale del río. Sólo sus gafas recuerdan a esa Emilia de antes. A pesar de no estar arreglada su delgadez la han convertido en lo que se consideraría una mujer bonita. No tiene nada que envidiarla a su hermana Adriana . Una vez más Emilia rechaza el bocadillo de su abuela.
--yaya. ¿es que no te cansas nunca?
--No mi niña. No pierdo la esperanza de que vuelvas a ser la de antes.
--La de antes no yaya. Aquella Emilia murió.
--¿y si tanto amas a ese chico porqué no lo vas a buscar pero para luchar por su amor no para vengarte de él?
--Yaya, creí que decías que él no me merecía.
--y no te merece pero esos ojos que pones cuando hablas de él. ¡¡es amor¡¡ ¡¡amor¡¡
--y también es dolor. No creo poder olvidar el daño que me hizo.
--¿y qué es lo que esperas de la vida?¿convertirte en una perdida como tu hermana?
--Verme delante de Luis y preguntarle porqué se rió de esa gordita --dice llena de rabia.
--¡¡ya han pasado dos años. Es posible que no se acuerde de ti¡¡
--Yo le refrescaré la memoria.
--No sabes que ha sido de su vida. A lo mejor ya se fue de la ciudad.
--espero que no. Ya me siento preparada. Voy a regresar.
--Yo regreso contigo.
--No, tu me esperas aquí. Si todo sale mal necesitaré refugiarme en tus brazos.
Abuela y nieta se abrazan:
--lo que yo daría por verte feliz.
Y Emilia no puede evitar emocionarse pensando en Luis.
Y con los sentimientos a flor de piel la joven regresa a su ciudad. Y no sabe si ha hecho todo ese cambio para vengarse de Luis o para que él la ame como siempre deseó. La casualidad hace que pase por un templo justo en el momento que salen los novios y Emilia sufre un fuerte impacto. Es Luis. Su amado Luis se casó con María de los Ángeles. Emilia se va sin ser vista. Ha sufrido una gran impresión y reconoce que todo lo ha hecho por amor, que soñaba que ahora que era una mujer como las que le gusta a Luis consiguiera su amor.
--¡¡tonta, tonta¡ --se dice así misma.
Y llora y se maldice así misma por no poder olvidar a Luis:
--¡¡has perdido los dos últimos dos años de tu vida¡¡ ¡¡no sirves para nada¡¡ ¡¡Estás sola, eres bonita pero sigues estando tan sola como antes¡¡ De poco te sirve que otro hombre ahora sí se pueda fijar en ti. ¡¡yo lo quiero a él¡¡sólo a él¡¡
Llorando desolada, Emilia toma el primer tren que la devuelve al pueblo y espera refugiarse en brazos de su abuela. Y la encuentra tirada en el piso. Muerta. Emilia se abraza al cadáver de su abuela hundida. No puede evitar sentir culpa, sentir que si no fuera porque se fue su abuela no habría muerto.
Elisa acompaña a su hija en el entierro de su madre, trata de convencer a la joven que ella no tuvo la culpa de nada pero Emilia está destruida. No quiere pensar y menos quiero volver.
--no te puedes quedar aquí sola.
Con mirada dura pero decidida, Emilia dice a su madre:
--Ya sé que es lo que haré con mi vida.
Y esa misma noche Emilia ingresa en un convento. Llorando suplica a la madre superiora que la acepte con ellas y es así como que la paz del convento dan a Emilia la estabilidad que había perdido.
17 años después... Emilia ha tomado los hábitos. Es una mujer bonita, pero triste y ha olvidado el amor por completo. Almenos eso parece. Cada noche tiene un pensamiento para Luis, lo recuerda con cariño. No lo odia, desea que sea feliz. Cumplía con sus labores como una religiosa más cuando la madre superiora la hace llamar y le da una mala noticia:
--tu hermana sufrió un accidente en el auto. Está muerta.
Y Emilia deja atrás su hábito por unos días para apoyar a su madre y aunque Elisa le suplica que deje el convento Emilia anima a su madre a ir con ella. En el cementerio, después de despedir a Adriana, ven a Carlos padre. Elisa tiembla toda. Y aunque la madre de la exgordita se ha cansado de rechazarlo aún tiembla al tenerlo cerca.
--¿quien es?
--es el padre de aquel mal hombre que te engañó.
--¿de Luis? --sorprendida porque nunca hablaron de él.
--sí.
Emilia tiembla al oír el nombre del guapo chico.
--¿te gusta? --Emilia señalando al padre de su amado.
Elisa se pone nerviosa:
--no importa. Pasaron muchas cosas y.
Emilia la interrumpe:
--Yo ya perdoné a Luis --se calla que muy en el fondo aún sueña con ser amada por él-- si tú amas a ese hombre olvida lo que pasó.
Y Elisa no lo duda, se acerca a Carlos. Ambos han perdido mucho tiempo. No hacen falta las palabras. Un abrazo lo dice todo. Emilia está tranquila. Sabe que su madre será feliz.
Esa misma tarde Emilia da una vuelta por su ciudad. Hacía años que no iba por ahí y quiere recorrer sus calles una vez más antes de volver al convento. Y justo en el centro de la ciudad ve a una pareja tomada de la mano van hacia donde ella pasan aunque no se han fijado en ella. El corazón de la exgordita late con mucha fuerza.
--¡¡no puede ser¡¡
Sus ojos le dicen que no es él pero su alma sí lo ha reconocido. Emilia no puede creer que ese hombre que se acerca hacia ella de la mano de su esposa sea aquel joven al que tanto quiso y por el que tanto ha llorado.
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