4 meses después... en Francia.
Elisa está en la sala de espera de un hospital. Llega Carlos con Luis. Elisa se enoja con su marido.
--¿¿porqué lo trajiste a él?
--porque es su hija la que va a nacer.
Y aunque Elisa trata de impedirlo Luis entra en quirófano. Emilia se sorprende pero tampoco puede decir nada porque está ocupada pariendo. Y Luis está a su lado. Y ambos lloran mientras una linda pequeña llora en brazos de su mamá. Mientras acaricia a la madre Luis besa a la pequeña:
--gracias, gracias por esta niña tan hermosa que me has dado ¡¡es mi hija¡¡¡ ¡¡mi hija¡¡
Las lágrimas de Luis la conmueven y lo que lamenta es que ese hombre que ella tanto ama no la ame de la misma manera. Emilia es llevada a la habitación y Luis entra con ella y toma en brazos a su hija:
--¡¡mi hija. Es mi hija¡¡
Luis llora conmocionado. No puede creer que tanta felicidad sea cierta.
--¿ya no tienes dudas? --Emilia.
Luis deja en la cuna a su hija:
--Carlos me engañó. Un amigo suyo me lo confesó.
--yo también te lo dije.
Luis se sienta en la cama y besa las manos de la mujer:
--lo sé, perdóname.
--ya olvídalo.
--tenemos una hija muy hermosa. ¿Como la vas a llamar?
--Adriana.
Y Luis recuerda el día en que Emilia los sorprendió a los dos en plena faena:
--¿crees que es oportuno?
--es mi hermana, bueno era y quiero que mi hija se llame como ella. ¡No le tenemos que decir que se acostó con su padre y su abuelo y no sé si con su tío también¡
--claro, no te enfades –dice él dulcemente.
Emilia está feliz de tener a Luis a su lado, de que sea un padre tan cariñoso. Recuerda a ese chico tan guapo que le era tan lejano y ahora, aunque gordito, al fin lo tiene a su lado.
--¿te casarás conmigo ahora? –Luis.
--no
--¿por qué? ¿no me amas?
--porque no estoy segura que tú me ames o estés conmigo por tu hija.
--y entonces ¿no me vas a dar una oportunidad?
--todas las que necesite, no necesito una boda para amarte.
Y Luis sonríe y ella lo besa y él responde y se funden en un cálido beso de amor.
50 años después… está naciendo un bebé. Toda la familia se reúne para ver a la recién nacida. Los padres, los abuelos, los tíos y los bisabuelos: Luis y Emilia. Son una pareja de muy ancianos gorditos y siguen felices y enamorados como la primera vez que hicieron el amor. En la intimidad de su casa Emilia pone una foto de ese bebé junto a las otras de su familia, con sus 3 hijos y 8 nietos. Ahora su primer biznieto, una niña. Luis está frente a la chimenea y ella lo mira de una manera especial.
--¿qué te pasa? --le pregunta él.
--que soy muy feliz.
--No menos que yo. Nunca imaginé que llegara a amarte tanto.
Emilia se sienta a su lado. Parecen una pareja de recién casados. Él sonríe, la acaricia:
--¿qué? Parece que me quieres decir algo.
--te quieres casar conmigo? --le suelta ella.
--¿¿cómo?
Ella sonríe:
--bueno, si no quieres no.
--es que te lo he pedido tantas veces en estos años.
Emilia se levanta:
--pues si es un no –dice coqueta.
Luis la abraza por la espalda:
--¿por fin te convenciste de mi amor?
Se sonríe, se besan. Están enamorados como dos adolescentes a pesar de todos sus años, de sus arrugas:
--bueno yo no necesito un papel del estado para amarte.
--ni yo pero soñaba con ser tu esposo ante Dios y la ley quiero morir sabiendo que eres mi esposa.
--no hables de muerte. Lo poco que nos pueda quedar tiene que ser solo de felicidad. Aún nos pueden quedar algún año para vivir nuestra luna de miel.
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Y toda la familia se reúne para el feliz aconteciendo. Con alegría, con incredulidad. Emilia llega al altar del brazo de su hijo Luis, su único hijo varón. La precede la hija de éste, Emilia. En el altar con el novio están las dos hijas del matrimonio, Adriana y Cecilia. Y con estos los nietos (a cual más guapo) y sus novias. Y una pequeña bebita, Elisa, la biznieta de los novios que duerme en brazos de su mamá ante la mirada de ternura de Luisito, su guapo papá.
--Luis ¿quieres a Emilia como tu legítima esposa para amarla, cuidarla y respectar todos los días de tu vida?
Luis mira a Emilia divertido:
--no sé. Tengo que pensarlo. Es demasiado pronto.
Emilia mira emocionada a su amado, a la linda familia que han formado. Todos sonríen. La felicidad es absoluta. Una felicidad que Emilia sólo soñó alcanzar.
--si, quiero --dice Luis guiñando el ojo a su anciana amada.
Luego es el turno de Emilia. Llora al decir que sí mientras piensa en esa chica de instituto gordita que se enamoró del guapo de la clase, era un amor que parecía condenado. Luis y Emilia unen sus manos tras el intercambio de anillos y ya como marido y mujer se besan con la misma fuerzas de años atrás. Y sus hijos, sus nietos los felicitan. Los novios besan a las más pequeñas y luego salen del templo donde les esperan los suyos que los bañan en arroz y los novios lo reciben felices:
--te amo --le dice él mientras la acaricia y la besa.
--lo sé y me parece un milagro.
Él la mira seductor:
--no, el milagro es que tú me hayas aguantado todos estos años.
Y se sonríen y se besan dominados por la felicidad de sus almas y la de sus seres queridos.
FIN.
Estos son los descendientes de Luís y Emilia.
**Adriana Nogueras Villar: hija mayor de Luis y Emilia. Estos son sus hijos;
Emilio Ayala Nogueras: el hijo mayor de Adriana y primer nieto de Emilia y Luis.
Rafael Ayala Nogueras: el segundo hijo de Adriana
Gonzalo García Nogueras: hijo de Adriana, de su segundo matrimonio.
Chris Di Bella Nogueras: hijo de Adriana y su de tercer exmarido.
Francisco Javier Méndez Nogueras: hijo menor de Adriana y su de cuarto y último exmarido
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Cecilia Nogueras Villar: segunda hija de Luis y Emilia. No se ha casado pero tiene dos hijos de dos padres diferentes.
Luis Nogueras Villar: el mayor y padre de Elisa, la biznieta de Emilia y Luis.
Mike Nogueras Villar: el pequeño.
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Luis Nogueras Villar: el pequeño y único varón de Luis y Emilia. Es papá de una niña, Emilia.